La vinculación de Joan con el medio ambiente y la energía viene de lejos, cuando muy poca gente trataba el reto climático y energético. Ha dirigido el IDAE durante la apertura del autoconsumo y promovido la comunidad energética del Ayuntamiento del Prat, combinando experiencia jurídica y gestión pública. Actualmente, dirige SAMSO, una consultora especializada en transición energética, autoconsumo, almacenamiento y eficiencia, que asesora a empresas, municipios y comunidades en proyectos sostenibles y descarbonización.
SAMSO, en colaboración con la Universidad Pontificia Comillas y la Universitat Politècnica de València, ha elaborado el informe EBAFLEX, que analiza los retos y oportunidades relacionados con la electrificación, el almacenamiento con baterías y la flexibilidad del sistema eléctrico. El estudio cuenta con la participación de entidades como UNEF (Unión Española Fotovoltaica), AEPIBAL (Asociación Empresarial de Pilas, Baterías y Almacenamiento Energético), Octopus Energy y PIMEC, y ofrece un análisis detallado de los beneficios que el almacenamiento distribuido puede aportar al país.
En esta entrevista, Joan Herrera, nos desgrana los principales resultados y beneficios del informe.
¿Cuáles son los principales hallazgos del informe EBAFLEX sobre el papel del almacenamiento distribuido en proyectos de autoconsumo colectivo?
Lo más relevante del informe es el impacto directo que tiene la inversión en redes de distribución. El almacenamiento permite ‘achatar’ la conocida como curva de pato, almacenando energía barata para suministrarla en horas caras. Cuando este almacenamiento se produce cerca de la unidad de consumo, evita transportar y distribuir energía en las horas más caras.
Según nuestro análisis, un despliegue de 1,4 GW de almacenamiento distribuido podría reducir la inversión prevista en redes de distribución en 375 millones de euros al año, sumándose a los más de 1.400 millones de euros en menores costes de generación asociados, normalmente, a ciclos combinados.
Además, es importante destacar que este almacenamiento se equipara a autoconsumo. La reforma de la directiva de mercado interior de electricidad establece en su artículo 2.10 bis que se puede compartir energía siempre que sea renovable o almacenada. Por tanto, una batería se constituye como un autoconsumo más, esté conectada o no y eso cambia la realidad energética del país. Consumidores, pymes y otros múltiples actores podrán compartir baterías, generando economías de escala más eficientes.
¿Qué beneficios concretos aporta el almacenamiento distribuido a la eficiencia energética, la gestión de la demanda y la integración de renovables en entornos urbanos?
El sector doméstico, aunque no es el mayor consumidor, sí es el protagonista de los momentos de mayor demanda crítica, y tradicionalmente aporta poca flexibilidad. Tener almacenamiento distribuido permite reducir picos de demanda, especialmente a las 8 de la tarde, y, lo más importante, convierte estos recursos en actores activos en los mercados de flexibilidad, facilitando la integración de renovables en entornos urbanos.
¿Qué tipo de medidas fiscales podrían acelerar la replicabilidad de proyectos de autoconsumo en otros territorios?
Es fundamental incentivar el almacenamiento mediante deducciones en IRPF e IVA. En cuanto al autoconsumo, se deberían ampliar las desgravaciones de IBI no solo a quienes instalan placas en su tejado, sino también a quienes participan en cubiertas comunitarias cedidas a una comunidad energética.
Esta figura necesita regulación clara. Los municipios pueden participar conforme a las directivas vigentes, y aunque está reconocida en la ley eléctrica, sería necesario una reforma profunda que clarifique las competencias locales en materia de energía. Algunas legislaciones autonómicas ya han avanzado en este sentido, pero hace falta una reflexión integral sobre energía y administración local en la Ley de Bases de Régimen Local.
Desde su perspectiva, ¿cuáles son los retos técnicos más relevantes a los que se enfrentan los municipios o comunidades de vecinos al implementar sistemas de almacenamiento distribuido?
El reto es más normativo que técnico. Se necesita una regulación clara y que las distribuidoras entiendan que la integración de estos activos va a permitir una mejor gestión de la red.